Una joven estudiante que se hace llamar Lady Bird se muda al norte de california para pasar allí su último año de instituto. La joven, con inclinaciones artísticas y que sueña con vivir en la Costa Este, tratará de ese modo de encontrar su propio camino y definirse fuera de la sombra protectora de su madre.
Dirección: Greta Gerwig
Guión: Greta Gerwig
Fotografía: Sam Levy
Año: 2017
Género: Comedia dramática/ Cine adolescente
Lady Bird ha sido una de las películas que más ha llamado la atención en la carrera por los Oscars 2018. A pesar de su indudable tono indie y de las voces que se han alzado para clasificarla como "Una película que no es de Oscar", es innegable que estamos ante una obra notable que cuenta de manera sutil una historia universal.
Y digo universal porque yo, a título personal, sin haber vivido una adolescencia ni en el mismo sitio ni en los mismos años que Christine "Lady Bird" McPherson, vi en la pantalla del cine una historia que me había pasado a mi.
Antes de hablar más a fondo sobre ello me gustaría destacar las virtudes objetivas de la película. Una ambientación preciosa que atrapa al espectador, unas actuaciones sobresalientes, que destacan por su naturalidad orgánica, y una dirección sencilla y sutil en cuanto a alardes técnicos, pero efectiva en cuanto a pulso narrativo, con escenas episódicas que mantienen el ritmo de la película, y una dirección de actores que saca el máximo jugo posible a todos los personajes, por secundarios que sean.
Los personajes son otras de las virtudes de este guión, por sus pequeñas contradicciones totalmente humanas, y porque cada uno tiene su pequeño conflicto y despiertan empatía de formas diferentes. El padre bonachón, la madre generosa que al mismo tiempo intenta retener a su hija, y por último Lady Bird, esa adolescente pretenciosa que quiere sobresalir y encajar al mismo tiempo y que lucha por sus aspiraciones con esa fuerza que le da la angustia vital de encontrarse a si misma.
Porque la historia de Lady Bird es la mía. Lady Bird se busca a si misma otorgándose otro nombre para romper con unas raíces que considera demasiado insignificantes y para nada acordes con sus pretensiones. Lady Bird salta sin miedo a todas las experiencias de la adolescencia y tiene el temperamento de quién se cree el centro del mundo. Esta completa falta de inhibición es lo que la hace también un personaje vulnerable que evoluciona hacia una incipiente madurez hacía el final de la película.
También es importante que la historia de Lady Bird este bajo el visor femenino. La historia del hombre desconcertado buscándose a si mismo, siendo un capullo y reconociendo sus errores ya la hemos visto mil veces en peliculas de John Cusack. Esta narrativa se hace bajo una nueva luz.

Por todo esto, por un retrato generacional, pero también un coming-on-age fácilmente accesible por cualquier joven nacido desde finales del siglo XX, Lady Bird resulta una película encantadora, necesaria y tremendamente emotiva. Sin duda, una película que revisionaré más de una vez en el futuro. Os queda recomendada.
Hola! Tiene buena pinta y espero verla pronto. Muchas gracias por la recomendación.
ResponderEliminarUn saludo!