Hoy, el episodio iconográfico que traigo es el de Leda y el cisne.
(Sí, Leda, como en Orphan Black)
Leda era la esposa de Tíndaro, el rey de Esparta. Era una mujer bella y hermosa, así que, obviamente, Zeus tenía que añadirla a su colección de amantes. Si no conocéis la voracidad sexual de Zeus, os invito a investigarla, porque tela marinera. A él le valía todo para procrear. Cambiaba de forma para ligar como si fuese lencería sexy. Literalmente, ahora lo veréis.
(Si conocéis a Zeus y pensáis que lo que le hacía falta era una buena colleja, os invito a que leáis Rojo y Oro, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual, porque ahí se las dan todas.)
El caso, tenemos a Leda, super guapa, cumpliendo deberes maritales con su marido, Tíndaro, rey de Esparta. Zeus, desde el Olimpo (esto es un total invent mío, pero me gusta imaginármelo así), se dice a si mismo que el no va a ser menos. Quiere a Leda. Pero Leda no iba a acceder a engañar a su marido con nadie, por muy dios que fuese. Pensemos... ¿De que modo consigo que la virtuosa Leda me siga el rollo?
¡Un cisne!
Zeus cuando se le enciende la bombilla |
Efectivamente. Mi amigo Zeus se convierte en cisne para llegar a Leda, que se encuentra paseando a la orilla de un lago. Y Leda, no me preguntéis cómo, pues se queda embarazada de Zeus, porque imagino que con un dios no, pero ser infiel a su marido con un cisne, pues oye, no es lo mismo.
El caso es que, a los nueve meses, Leda tiene cuatro hijos, dos niños y dos niñas. En algunas versiones, lo que Leda pone son cuatro huevos (por aquello del cisne). Pero eso no es lo mejor, no. Lo más diver es que dos hijos son de Zeus y los otros dos son de Tíndaro. Helena y Pólux (Sí, la Helena de Troya que desató una guerra porque era la mujer más bella del mundo), eran hijos del Dios y, por tanto, inmortales. Por el otro lado estaban Castor y Clitemnestra, que eran mortales, como hijos de rey.
En el arte, el episodio de Leda y el cisne ha sido muy representado. Hay tantas obras en torno al tema que creo que son inabarcables. En la antigüedad se representó poco, pero a partir del Renacimiento, el episodio coge un impulso artístico enorme, que sigue existiendo aún hoy en día. Incluso el ballet se ha interesado por este episodio.
ALEXANDER SERGEEV Y OLGA ESINA |
La iconografía de Leda se ha utilizado principalmente como recurso para expresar la sensualidad de forma sutil, o directamente el erotismo de manera explícita. Hubo pocas representaciones durante la antigüedad clásica (aunque haberlas, haylas), pero cobró muchísimo impulso durante el Renacimiento, donde por lo visto pensaban que mostrar una relación sexual con un cisne era mucho más puro y menos pecaminoso que una relación sexual entre humanos. No vamos a meternos ahora en la mente de la gente renacentista, porque no fueron los únicos en pensarlo: en la actualidad, siguen surgiendo numerosas interpretaciones artísticas de Leda y el cisne.
Aquí vemos una representación algo cándida de la Grecia clásica, con Leda dando al cisne un beso que se nos puede antojar casto si lo relacionamos con algunas representaciones eróticas del mismo periodo o con otras obras que tratan a Leda y el cisne. De formas fluidas y de gran belleza, nos muestra a grandes rasgos el episodio central del mito.
Cerámica griega de figuras rojas - Periodo clásico tardío
Leda y el cisne - Leonardo da Vinci (Copia de Cesare di Cesto)
Una obra desaparecida de Leonardo que conservamos a través de bocetos, copias y réplicas. Surge al amparo de la corriente renacentista de estudio del desnudo femenino iniciada por Botticelli en El nacimiento de Venus. A los pies del cuerpo apolíneo de Leda encontramos a sus hijos, saliendo de sus huevos por pares, resumiendo todos los episodios del mito.
Leda y el cisne en el palacio de Fesch Ajaccio - Paolo Veronesse
Leda y el cisne - François Boucher (1741)
El siglo XVIII nos trae representaciones tan explicitas como ésta. Encargos muy habituales para las habitaciones privadas, obras que nunca se daban a conocer ante el gran público, dado el gran escándalo que se hubiese producido de haber pasado eso. El mito se adapta a la escenografía de la época en la que se pinta y volvemos a ver la opulencia equiparándose a la sensualidad igual que en la obra de Veronesse.
Leda - Norman Lindsey (1929)
En el lado opuesto a la representación anterior tenemos este grabado de los años veinte, que se inspira claramente en los libros de grabados británicos del siglo XIX. Una dama delicadamente ataviada pasea al lado de unos cisnes. Es una representación muy sui generis del mito, que poco tiene que ver si no la ponemos en contexto.
Leda atómica - Eugenio Salvador Dalí (1949)
El surrealismo también tocó este tema de la mano de el conocido pintor español, Salvador Dalí. Con un fondo mediterráneo y una deconstrucción clásica, Dalí retrata a su esposa y musa, Gala, de forma totalmente etérea, con gran presencia en el centro de la pintura.
Leda - Dino Valls
Me gusta traer esta ultima visión, más contemporánea, de los años sesenta, que representa el mito de forma aséptica, sin mucha contextualización, captando la historia con unos valores más contemporáneos, exhibiendo así una crítica a la sociedad actual. Un buen ejemplo de como un mito o un arquetipo iconográfico ajeno a nuestra época puede ser utilizado para hablar sobre la misma, otorgándole un significado nuevo.
¡ Y ya está! este ha sido el recorrido iconográfico sobre Leda y el cisne. Espero que os haya gustado mucho y que me digáis si os gustaría ver más entradas de este tipo y que iconografías o historias os gustaría ver en próximas entregas.
¡Un besoooo!