En un pueblo costero de Italia, durante la década de los ochenta, la familia de Elio instauró la tradición de recibir en verano a estudiantes o creadores jóvenes, que, a cambio de alojamiento, ayudaran al cabeza de familia, catedrático, en sus compromisos culturales.
Oliver es el elegido este verano, un joven escritor norteamericano que pronto excita la imaginación de Elio. Durante las siguientes semanas, los impulsos ocultos de obsesión y miedo, fascinación y deseo intensificarán su pasión.
Título: Llámame por tu nombre (Call me by your name)
Autor: André Aciman
Año de publicación original: 2007
Editorial: Alfaguara
Seguramente os suene Llámame por tu
nombre debido a la película estrenada en cine recientemente, que incluso ha
ganado un Oscar a mejor guión adaptado. Yo misma conocí la novela mediante esta
vía, cuando vi el tráiler de la película antes de ser estrenada. Como llamó mi
atención de forma inmediata, me propuse leer el libro antes de verla.
Llámame por tu nombre es un largo
monólogo interno sobre el primer amor. Elio recuerda a su yo adolescente, lleno
de la idiotez de la edad, enamorándose y descubriéndose a sí mismo en un verano
italiano inolvidable, que es como uno mejor se enamora y se descubre a sí mismo.
La estructura de la novela podría hacerse complicada y tediosa,
dado que nos mete de lleno en los pensamientos de Elio. Nuestro protagonista es
un chico que pasa el verano con sus padres en una villa italiana al lado del
mar. Su padre, un catedrático, trae todos los veranos a un estudiante a pasar
las vacaciones colaborando en sus respectivos proyectos, con lo que Elio ha
crecido en un rico ambiente cultural, lo cual ha hecho de él un joven
excepcional, con un vasto conocimiento en música, literatura y lenguas
clásicas.
Pero el alto nivel cultural de Elio no le exime de ser un
adolescente con las hormonas en plena ebullición que no puede evitar sentirse
atraído por el estudiante del verano que estamos leyendo, Oliver, un escritor
estadounidense que revoluciona a toda la localidad. Y toda la novela trata su
punto de vista, un discurso interno desordenado y caótico, no solo en la
cuestión narrativa temporal, sino también
en los sentimientos contradictorios de Elio, que expresan perfectamente
la ansiedad y la desesperación de un amor pasional.
Este enamoramiento y esta especie de relación se nos enmarca en un
verano italiano que no hace más que acentuar la sensualidad del acercamiento
entre los dos personajes. La narración oscila entre la lírica y la cursilería
propias de Elio, que es un chico muy culto, pero al fin y al cabo, un chico muy
joven. La preciosa narración de Aciman nos transmite perfectamente los
sentimientos y pensamientos de Elio, el estado de su cabeza y su cuerpo y como
siente a Oliver en cada momento. Es una narrativa muy sensorial que se vale de
todos los elementos que tiene a su mano para llenar de símbolos la relación de
Elio y Oliver.
Y es que el entorno veraniego se presta a intentar adivinar el
estado de ánimo de la persona que te gusta a partir del color del bañador que
se pone, a partir de los paseos en bicicleta, los baños en la piscina, las
lecturas estivales en un patio mediterráneo. La novela se convierte en puro
hedonismo, en casi una oda a la cultura mediterránea, a esa languidez vaga y
sensual de una tarde calurosa, que casa perfectamente con el sinvivir en el que
el amor tiene a Elio. La forma de escribir de Aciman resalta todo el entorno y
los une al vaivén de emociones y contradicciones de Elio, haciendo de esta
novela algo muy romántico, en el sentido más primigenio de la palabra.
En torno a nuestro protagonista tenemos también a un entramado de
personajes bien construidos que dan más sentido a la historia de Elio. Desde
sus padres, un matrimonio de mente abierta, cariñoso, intelectuales, que es
realmente comprensivo con su hijo, pasando por Marcia, el rollete veraniego de
Elio, Vimini, una joven vecina que aporta una subtrama más trascendental, hasta
todo el entorno juvenil del pueblo, que pulula en el universo de Elio, y el
círculo intelectual y académico en el que se mueven sus padres y el mismo
Oliver. Esto último también da pie a que se puedan introducir numerosas referencias culturales que van dando forma los respectivos universos de los dos personajes principales, en cuanto a música, pintura, literatura y filosofía, lo cual acompañará a los personajes a lo largo de toda su vida.

El final es sencillamente memorable y pone un broche magnífico a
la historia de un amor de verano que va más allá, en una novela llena de preciosismo
narrativo, de poética, cultura, romanticismo y sensualidad. Tal vez no sea una
novela para todos los públicos, por lo caótica y contradictoria que se puede
hacer a veces, debido al hilo de los pensamientos de Elio, además de alcanzar
en ocasiones lo cursi concordando perfectamente con la voz del protagonista,
pero contiene escenas maravillosas y momentos sublimes que hacen de ella una
novela que merece mucho la pena.